Estaba hace un par de semanas viendo un reportaje en televisión sobre Woody Allen, dónde analizaban su trayectoria cinematográfica y algunos aspectos de su vida personal, cuando una anécdota en concreto me llamo especialmente la atención.
De todos es conocido que este excelente director es muy peculiar, no solo por los argumentos de sus cintas sino también por las caracterizaciones de sus personajes, los estrambóticos lugares y su excéntrica vida privada. Aún así, es más admirado por los actores y actrices del gremio que por una gran parte de la crítica y algo menos del público, lo que resulta bastante extraño.
En este caso, vamos a hablar sobre los guiones de sus películas. Lo primero que llama la atención sobre este aspecto es que sigue escribiéndolos en una máquina de escribir Olympia que adquirió hace 40 años, y cuando los termina, no los guarda en una carpeta clasificada como todo hijo de vecino, no, Woody es diferente, los deja bajo la cómoda de su habitación y los repasa una y otra vez cortando con tijeras los trozos que no le gustan y grapando encima los nuevos.
Desde luego hasta aquí ya hay material de sobra para hacer una película, que no dirija él claro : ), pues bien, todavía hay más. Antes de comenzar cada rodaje, envía una carta al actor/actriz que considera más apropiado para ese papel en el que le pide permiso para enviarle el guión y contar con él. Los actores se muestran bastante sorprendidos pues en la mayoría de los casos consideran un placer trabajar a las órdenes de Allen. Si estos aceptan, el director les envía el guión directamente a ellos, sin pasar por ningún intermediario y les da 24 horas para que se lo lean y acepten o no participar en la película. Al pasar ese tiempo, el mismo emisario recoge el guión y se lo devuelve al señor Allen con la respuesta del actor.
Además, durante el rodaje este peculiar director, permite a los actores realizar modificaciones sobre la marcha de las interpretaciones del personaje, si consideran que pueden resultar más creíbles. Curiosidades varias de un director que no deja a nadie indiferente con su cine y que desde luego, jamás tiene miedo al fracaso.