Aquello de “no te acostarás sin aprender algo nuevo”, es una realidad como la vida misma, e incluso en las historias más cotidianas y asumidas se encuentra siempre un pequeño resquicio del que sacar un curiosa historia. En este caso, el de los Reyes Magos, no es una excepción.
Cuando pensamos en los Reyes Magos de Oriente, esos que llevaron regalos al Niño Jesús nada más nacer nos viene a la mente todo tipo de cosas, desde la estrella de oriente que compramos en los chinos y que apunta a occidente, paradojas de la vida, hasta el típico Rey Baltasar de la cabalgata de nuestro pueblo que suele representarlo el único hombre de raza negra famoso de la zona, pasando por supuesto por los regalos que abrimos la mañana del 6 de Enero, pero es raro que la gente conozca la evolución a lo largo de la historia de la simbología relacionada con ellos.
Desde niños, nos cuenta que eran 3, reyes y además magos pero no fue hasta el Siglo IV por identificarlos por los tres presentes que se mencionaban en el evangelio, por alusión a La Trinidad, o a los únicos tres continentes conocidos hasta el momento, eso sí, al estar la práctica de la magia prohibida no se relacionaba con ello. Anteriormente, sobretodo en el Siglo III, se les representaba de 2 a 4 en las catacumbas romanas, los sirios y armenos cifraban el número de reyes en 12, seguramente en alusión a los apóstoles, aunque los más exagerados eran los de la iglesia Copta que los contaban por sesenta.
No fue hasta el Siglo VI cuando aparecen sus nombres; Balthassar (de barba oscura), Melchior (joven y sin barba) y Gaspar (el mayor, de pelo y barba largos y blancos). Bastante más tarde se les data de una edad determinada a cada uno, según Petrus de Natalibus; Melchor tenía sesenta años, Gaspar cuarenta y Baltasar veinte e incluso algunas culturas como la griega, siria y etíope les asignan apellidos, pero en el Siglo XVI, la Iglesia Católica les identifica como los tres hijos de Noé, ya que representaban las tres razas del mundo.
Realmente eran sacerdotes Mitra en la corte de Persia, de ahí que antes del siglo X se les dibujaba con gorro frigio y a partir del siglo X la iconografía los representa con turbantes y coronas como signos de la riqueza por considerarse más reyes que magos.
Con todo esto, la idea principal y la simbología de los regalos que cada uno entrega al futuro líder de los cristianos queda de tal manera:
- Melchor: Anciano de barbas blancas rey de los persas, representante de los europeos descendientes de Jafet que lleva al niño piezas de lino y oro, lo que simbológicamente significa poder y riqueza.
- Gaspar: Representante barbudo de los asiáticos que entrega al niño preciadas especias cinamomo e incienso que simboliza la adoración.
- Baltasar: Negro y también barbudo que actúa como representante de los africanos descendientes de Cam y que produjo bastante controversia llegando incluso a representarlo con tez amarilla en oriente. No fue hasta finales del gótico cuando su color fue definitivamente negro. Su presente se compuso de perlas y mirra principalmente, que representa el dolor y la capacidad humana.
También es curioso que durante muchos años, los reyes magos se relacionaban con regalos hacia los niños muy concretos; Melchor dulces y golosinas, Gaspar ropa y cosas prácticas y Baltasar castigaba a los niños malos con carbón o leña.