En estos tiempos de crisis que vivimos, siempre es interesante sacar nuestra faceta más artesanal, que al fin y al cabo todos tenemos (unos más oculta que otros), y tirar de imaginación para por lo menos pasar un rato divertido ¿no?
Cuando eres pequeño te crees capaz de construir cualquier cosa, da igual lo que sea o su utilidad, el caso es que eres capaz (como Barreda con el Aeropuerto de Ciudad Real… : ) ) y ya está, y si tienes que remover el Mercadona con el Carrefour o los chinos, pues se remueve y punto. Y llegados aquí ¿quién no ha hecho una vela con la cera de los quesitos babybel? Claro…ahora nos acordamos…..válgate….si, estos quesitos que prácticamente nadie se comía porque sabían a una mezcla del Caserio y cera, y que además eran extremadamente caros, eso sí, todos teníamos un perrito cerca que junto con el tocino del jamón hacía buena cuenta de ello.
A continuación voy a detallar los escrupulosos pasos que seguíamos para la elaboración de este utensilio tan básico en la vida actual (ironía…).
Pasos Previos:
- Maquinábamos la idea y buscábamos una escusa mala para convencer a mamá de que los babybel eran recomendados por cualquier médico de la tele, por ejemplo….Beltrán.
- 1 hora (variaba hasta ‘n’ horas) de coñazo a nuestra madre hasta que esta al final accedía.
Preparación:
- Ya en el centro comercial nos dirigíamos a por ellos sin más dilación, (a por los rojos, los morados no molaban tanto) y nada más salir de la caja nos metíamos en la boca uno, y digo meternos en la boca y no comer porque aprovechábamos el primer giro a la izquierda para depositarlo, cual lince caza una conejo, en la papelera.
- Una vez teníamos el primer trozo de cera, repetíamos esta última operación varias veces, pero ya en casa.
- Agrupábamos toda la cera en el interior de la palma de nuestra mano sobeteándola hasta que quedaba compacta y nuestras manos parecían las de la duquesa de alba.
- Después introducíamos algo para hacer de mecha, que en nuestros primeros intentos era un palillo, luego cuando aprendíamos que no valían, usamos una mecha de verdad.
- Por último, cogíamos una chapa de la coca-cola, si era posible del suelo de la calle y la pegábamos encima, para que chorrease dentro la cera (que considerados….)
Después de esto sólo quedaba encenderla, eso era muy fácil, mechero de encender las cocinas de fuego y a dormir. A la mañana siguiente tu madre dando voces por el apaño de cocina que ha dejado la cera rebosando y pegada a la encimera (porque tú has sido listo y no la pusiste en tu cuarto……por favor) y he aquí la explicación de por qué el famoso dicho de ‘Una y no más…Santo Tomas’….jaja!