Todos hemos visto alguna vez las historias del Muñeco diabólico o sus distintas copias en las Pesadillas de R.L.Stine, pero ¿y si os dijera que a mí me ha pasado algo parecido con “La silla negra”? pues probablemente los que me conozcáis dejéis de hablarme y el resto me tomaríais por loco….como es normal. Aún así os la voy a contar…..me gustan los riesgos 🙂
Corría el año 2008. Año de la Rata, del lanzamiento del Gears of Wars 2 y del comienzo de la crisis. Era un día soleado de Junio y me dirigía a comprar una silla para mi escritorio que cumpliera las características típicas, es decir, barata, más barata si puede ser, que ruede, que no haga mucho ruido y barata, evidentemente en el Eroski es imposible encontrar todo eso, y al final me quede con la barata. Era una silla forrada de cuero, con grandes ruedas y en teoría….bastante cómoda.
Cuando llegué a casa, me dispuse a montarla, pero le faltaban algunos tornillos, lo lógico hubiese sido volver a la tienda a cambiarla, pero no, use mis dotes intelectuales y el resultado fue, medio kilo de Superglu o pegado extra fuerte, sí, ese que cuando te cae en los dedos te los deja más ásperos que una lija.
Cuando ya la tenía montada y procedía a probarla, me doy cuenta de que el respaldo está volcado hacia delante y no existe manera normal de ponerla recta, solución, muy fácil, cogí una tablilla que tenía por ahí rondando, la ate a la silla con una cuerda y ala……recta!!
Todo parecía felicidad y jolgorio, nada hacía presagiar lo que posteriormente ocurriría.
Una noche, mientras dormía en mi cama, como a 4 metros de la silla, me levanté al baño a las tantas de la madrugada cuando por sorpresa, la silla estaba a los pies de la cama, lo que supuso un golpe en la frente de dimensiones desconocidas ¿cómo había llegado hasta allí? Pero lo peor, es que la noche siguiente pasó lo mismo!
Tras meses de desasosiego e incertidumbre, la silla estaba en estado vegetativo y procedí a depositarla en un recipiente para la alimentación de vertederos en las afueras de las ciudades (o sea un esportón de toda la vida). A la mañana siguiente, me dispuse a sacar la moto de la cochera y a que no sabéis que había en la puerta?? La silla!!!!! Y el lugar dónde la tiré se encontraba como a 200metros y cruzando 2 calles….¿?¿?
Lo lógico hubiese sido huir del país y destruirlo desde fuera con una Estrella de la Muerte, pero….como soy un tío valiente, me arme de valor y la lleve de nuevo al esportón. Cuando estaba a punto de arrojarla, escucho un hombre que me grita por detrás, NO LA TIRES!! NO LA TIRES!!, la dejo en el suelo, y tras preguntarme por ella decide llevársela a casa…..es cierto sólo le conté los defectos estéticos, no los espirituales pero……….ESTO NO ES BAMBI….jaja