Aunque muchas veces olvidemos lo que significa la palabra fidelidad, otros seres que habitan el mismo planeta que nosotros, se encargan de recordádnoslo, los perros. Hoy os traigo una serie de historias que seguro que os sacarán una sonrisa, unas lágrimas o las dos cosas, pero que sin duda no pasaran inadvertidas para ninguno.
Este artículo surge en mi cabeza después de haber visto la película ‘Hachiko: Siempre a tu lado’ de Richard Gere basada en la versión japonesa original ‘Hachikō Monogatari’ (que raro que os Americanos copien cosas…) y que narra la historia de un perro muy peculiar.
Hachiko, de raza Akita color blanco, nació en noviembre de 1923 en la ciudad de Odate (Japón) y que fue adoptado como mascota por un profesor del departamento de la Universidad de Tokio tras encontrarlo en la estación a la que acudía a diario para coger el tren. Desde entonces, Hachiko esperaba al profesor Ueno en la puerta delantera de la estación de Shibuya para volver juntos a casa, hasta que en Mayo de 1925 y debido a una hemorragia cerebral, su amo falleció. Con la esperanza de volver a verlo, Hachiko siguió acudiendo a la estación por los siguientes 9 años!! Sentándose cada día en el mismo sitio y siendo cuidado por los habitantes de la zona.
En Abril de 1934 se erigió una estatua en su honor en la estación con Hachiko presente. Aunque la estatua fue reutilizada para la Segunda Guerra Mundial, en Agosto de 1947 se erigió otra. Este lugar se ha convertido en lugar de visita para turistas.
Este caso no es el único, de hecho por ejemplo en España tenemos el caso de Canelo un perro cuyo dueño falleció mientras se sometía a una diálisis rutinaria en Cádiz. Canelo, que no comprendía porque no salía su dueño, estuvo esperando durante 12 largos años, aguantando frío y calor, e incluso una denuncia de un vecino sin escrúpulos que alego que había atacado a su perro. Gracias al apoyo de los vecinos, el teniente de alcalde y concejal firmó un decreto indultándolo y que le permitió seguir allí hasta que fue atropellado por un conductor que se dio a la fuga años más tarde.
En Cádiz se le recuerda con una placa conmemorativa, colocada muy cerca del lugar donde pasó casi toda su vida, donde está la inscripción: “A Canelo, que durante doce años esperó a las puertas del hospital a su amo fallecido. El pueblo de Cádiz como homenaje a su fidelidad. Mayo de 2003“.
También en el Cementerio la Piedad de Rosario, Argentina, un perro de raza Collie espera el regreso de su amo desde 1995, en el lugar donde falleció. Como estos, existen multitud de casos por todo el mundo, porque recordad……ellos nunca lo harían…nunca nos abandonarían.
espectacular
me encanta