Curiosamente no hace muchos días que escribía sobre la excelente cinta Stephen Chbosky, “Las ventajas de ser un marginado” y hoy me he despertado con ganas de hablar de la incompetencia, por eso el título del artículo de hoy se nombre “Las ventajas de ser un incompetente”.
Yo siempre he dicho que la incompetencia es una virtud bien conducida, y esto que quiere decir, pues que como todo en esta vida, puedes convertirlo en una virtud si eres capaz de aprovecharte de ello hasta un nivel en el que hasta tu más querido amigo, tu perro, se avergonzaría de ti. En mi trabajo por ejemplo, el nivel de incompetencia es directamente proporcional al tamaño de la empresa, es más, esto está directamente relacionado con el mamoneo y el enchufismo.
Una de las ventajas más habituales, es que esta persona esté trabajando para un ente público o dependa directamente de él, lo que implica que aunque no sea capaz de diferenciar una puerta de otra, muy probablemente acabe dirigiendo algún Área, Unidad o estructura organizativa ya que no es posible deshacerse de él.
Además, esta gente tiene una virtud enormemente arraigada, la derivación continua, que consiste en actuar en modo frontón con todas y cada una de las tareas que le son asignadas y que implican una cierta capacidad de competencia de la que obviamente carecen. Por alguna extraña razón, siempre consiguen mandar estas tareas a personas que les hagan el trabajo sin apenas desgastarse y es más, luego podrán ponerse una medalla.
Si su jefe/responsable tampoco agrupa cantidades insultantes de capacidades profesionales, que suele ser lo más probable para taparse carencias entre los dos (la unión de incompetencias solo pudo ser superada por Chuck Norris), entonces la gente que se sitúa organizativamente bajo ellos, sufre las consecuencias de una manera directa.
Una compañera me dijo hace unos días una frase que suele decir su madre con frecuencia, “no hay nada peor en la vida que una persona tonta y mala”, y sinceramente no puedo estar más de acuerdo. Si tu jefe es mala gente pero por lo menos es inteligente, es muy probable que se aproveche de tus cualidades para conseguir sus objetivos sin importarle en absoluto tu vida, pero habrá algo positivo, por lo menos sabrás que lo estás haciendo bien.
En cambio si encima es estúpido, su única intención será acabar contigo independientemente de que la empresa o él mismo vayan detrás, en cuyo caso a lo mejor el que sale victorioso eres tú, pero bien es cierto que en el proceso que te quemes totalmente. Otra ventaja de ser incompetente.
Aunque para mí la mayor ventaja que tienen los incompetentes, es que pueden volver a casa después del trabajo sin pensar en absoluto en nada de lo que han hecho ese día, más que nada porque no han hecho nada productivo, y esto desde luego evita quebraderos de cabeza.