Sin duda el personaje de hoy nos trae multitud de recuerdos y sobretodo a mí a estas horas 13:34, me da hambre, bien es cierto que siempre tengo hambre, pero ahora más. Por daros una pista más antes de haceros pulsar en ‘leer más’, os digo que tiene mucho que ver con el dulce.
Era muy habitual sobretodo hace unos años, que muchas madres acudiesen con sus hijos a sesiones fotográficas dónde cedían la imagen de sus niños por una pequeña suma de dinero. Quizás este tema, se merece un artículo aparte porque bien es cierto que no están bien definidos los límites de estas cesiones y sobretodo cuando se considera sobre explotación de la imagen.
Esto es lo que le pasó a Guenter Euringer un niño de sonrisa perfeca que durante años, casi 30, adorno la caja de los chocolates Kinder. Su madre apenas cobró 300 marcos (150€), por las fotos, lo que no sabía es que un tiempo después la cara de su hijo aparecería en todos los supermercados y tiendas del planeta sin recibir más compensación económica que la inicial.
Con el paso del tiempo, y seguramente con las burlas de sus compañeros, Guenter se canso de seguir apareciendo y cuando fue mayor, publicó sus biografía llamada ‘El niño de chocolate’, dónde relata toda la historia. Kinder cambio la imagen del niño, según ellos porque necesitaba una renovación, pero según él lo hicieron simplemente para que no hablase más.